sábado, 27 de octubre de 2007

THE BIRDS (1963)

LOS PÁJAROS, de Alfred Hitchcock. (The Birds, 1963). Escrita por Daphne Du Maurier. Con Rod Taylor, Jessica Tandy, Suzzane Pleshette. Universal. USA. (****, de 4)

Una de las más acertadas expresiones que se han dicho sobre la asombrosa genialidad de Alfred Hitchcock (1889–1980) fué la que dijo Angel Fernández-Santos: “Alfred Hitchcock es capaz de convertir a un periquito en Drácula” y, en efecto, así es, aquí en este film este inglés legendario ya en la historia del cinema, alcanza la perfección y lo divino de un modo estremecedor.

“The Birds” es, dentro de su filmografía, una de sus más redondas obras, en ella contiene secuencias maestras que dejan de una pieza al espectador. Escenas como el ataque a la escuela o a la gasolinera son verdadero nervio y verdaderas piezas de arte cuya magnificencia es indiscutible. Podemos encajar “The Birds” tal vez sin equivocarnos en la clase de cine de terror de “terror hogareño” ya que en cierto modo los fondos muestran un terror familiar aunque vaya a veces en conjunto. El ataque a la casa de Brenner es terror hogareño sin dudarlo y de una muy alta categoría. Hitchcock, como siempre, lleva a cabo sus films a tal fin que podríamos denominar su género –el de él propiamente dicho— con el nombre de “terror elegante”. En efecto, Hitchcock ha podido darnos un producto efectista y nauseabundo pero no ha optado por tal cosa sino que con su cámara ha creado una de las cintas más espeluznantes, frías y hermosas que el cine ha podido jamas ver. Hitchcock crea unas secuencias que pese a su sadismo –sadismo porque a Hitchcock le encanta jugar con sus personajes— tienen una hermosura que pocas veces ha podido ser plasmada en el celuloide.
1982
Tippi Hedren y Hitch. Una pareja imposible.

PORTRAIT IN BLACK (1960)

RETRATO EN NEGRO, de Michael Gordon (Portrait In Black, 1960). Con Lana Turner y Anthonny Quinn. Universal. USA. (***, de 4)

Michael Gordon fué uno de esos directores de cine que cuando llegó la “caza de brujas” del senador McCarthy pronto se agregó a las filas de la famosa lista negra. Así pues durante los 10 años que seguirían, Gordon no haría un sólo film pero por fin, en los años 60, el productor Ross Hunter le confía hacer una comedia y él la realiza pero cada vez sus historias van decayendo más y más.

Este film que data de 1960 es el mejor de su segunda etapa pero el resultado no es del todo convincente, el guión es flojo y tópico, la direccion tiene varios altibajos y otras cosas menores pero con sus defectos tiene un magnífico aire de cine negro pero en algunos momentos ese “negro” se diluye en “negro rosa”. (1982).
Lana Turner

THE KID (1921)

EL CHICO, de Charlie Chaplin. (“The Kid”, 1920-1921). Escrita por Charlie Chaplin. Fotografía de Roland Totherot. Con Charlie Chaplin, Jackie Coogan, Edra Porviance, Carl Miller, Tom Wilson, Lita Grey, Chuck Riesner, Albert Austin, Nellie Bly Baker, Henry Bergman, Sidney Chaplin y Phillis Allen. First National. USA. (****, de 4)

De todos los films largos y de todos sus cortos, es “El chico” sin lugar a dudas su obra maestra y sin duda alguna una de las obras maestras del cine. Una pregunta que siempre se ha planteado tras la visión de esta viejísima cinta es si en realidad es una película de humor; pues bien, no, no. Aunque el film lo haya escrito, dirigido e interpretado Chaplin, “The Kid” no es, con todos los respetos, una charlotada más. “El chico” es, sin lugar a dudas un melodrama con aires del mundo de Charles Dickens y al mismo tiempo de su tocayo Chaplin porque “El chico” contiene humor y contiene melodrama, pero un humor tan triste que hace llorar.

Adentrarse aquí en la psicología de “El chico” sería inútil, pero lo que sí podríamos hacer es aclarar que Chaplin quiso reproducir sus sucios años de niñez en el chico, en Jackie Coogan –que, curiosamente aquí lo hace divinamente pero que al llegar a adulto fué un pésimo actor.—“El chico” contiene escenas geniales y que fácilmente pueden engrosar en el museo de las escenas maestras del Cinema. Aunque todo el film es pura genialidad hay tres momentos en los cuales es imposible quedar indiferente. La lucha de Chaplin con el matón es todo un puro “gag” dotado de una habilidad inventiva tremenda, la persecución por los tejados de Chaplin intentando alcanzar el camión en el cual los enfermeros del orfanato se llevan al chico es una de las escenas más dramáticas, bellas y hermosas que el Cinema ha podido ver y el sueño onírico-expresionista de Charlot durmiendo en el suelo viene a coronar el film en uno de los momentos más excelsos y más cómico-sutil que han visto los tiempos.“El chico” tal vez sea una de las 5 mejores películas de la historia cinematográfica. (1982)

THE MONSTER FROM BLACK LAKE (1954)

LA MUJER Y EL MONSTRUO, de Jack Arnold. (The Monster From Black Lake, 1954). USA. UNIVERSAL. (****, de 4)

Como ya dijimos en la crítica al excelente film “El increíble hombre menguante”, Jack Arnold es un realizador de cintas de serie “B” que sin embargo posee tal destreza e ingenio para narrar su fantástica historias que en sus películas logra crear extrañas atmósferas alrededor de los personajes y las situaciones con un estilo netamente especial y característico de él. Así pues, si en “The Shrinking Man” Arnold nos describía con brutales fotogramas cómo la vida cotidiana de un hombre que llega a medir poco menos de un centímetro de alto puede llegar a ser un completo infierno de un modo que también llega a alucinar el espectador, en este otro ejemplo de su genial talento artesanal Arnold vuelve a desenvolverse magníficamente en el río Amazonas y en la lucha de unos arqueólogos contra un monstruo anfibio que pretende a una joven que va con ellos. El film es menor con respecto a “The Shrinking Man” pero no por ello deja de ser un encomiable vestigio de la habilidad de su realizador que desarrolla la trama con la destreza de uno de los más grandes directores de cine fantástico. (1982)

THE MAN FROM LARAMIE (1955)

EL HOMBRE DE LARAMIE de Anthony Mann (The Man From Laramie, 1955). Escrita por Philip Yordan y Frank Burt. Fotografía de Charles B. Lang (color). Con James Stewart, Arthur Kennedy, Catty O’Donnell, Donald Crisp, Alex Nicol, Aline McMahon, Wallace Ford y Jack Elam. Columbia. USA. (****, de 4)

El western, al igual que el cine negro, necesitan para llegar a alcanzar la cima de unos artesanos, de unos genios y de lo que sea con tal de no caer en la mediocridad. Por eso del western y del cine negro han salido tantas y tantas cintas ignominiosas e insípidas, anodinas y superfluas que han hecho caer a estos dos géneros (sobre todo al primero) en la mente de las personas como dos máquinas de hacer filmes intrascendentes y desde luego, infantiles; y esto es falso. En el western ha habido verdaderos genios que se han sabido recrear en el ambiente duro de aquellos tiempos (Raoul Walsh, Bud Boetticher, Anthony Mann, John Ford, Fred Zinneman...) y que han dado frutos tan inolvidables en la historia del cine (“Murieron con las botas puestas”, “Cabalgando En Solitario”, “El Hombre de Laramie”, “La Diligencia”, “Solo Ante el Peligro” respectivamente) y sin embargo ¿por qué la gente mira el género del oeste como si fuese unas peliculitas destinadas a los críos? Más o menos, hubo una etapa en que yo también aborrecí el western, se puede comprender, el oeste ha sido el tema cinematográfico más adulterado, y no es extraño, pues, que sea hoy en día el destinado antes que ningún otro a los “ghettos” o desvanes críticos de la sociedad.
Anthony Mann, como antes creo haber dicho, es uno de los grandes maestros del Cinema del oeste y como tal supo darle a sus obras unos extraños toques de crudeza y realidad que muy pocos supieron inferir a sus filmes. La realidad del western no se encuentra en contar si los indios o los americanos hacían la guerra o cuál era el verdadero “malo” de la historia. El western no es eso ni mucho menos, la autenticidad de oeste americano se encontraba en la densidad de los ambientes, en lo amargo de las situaciones, en lo duro que era vivir en aquel tiempo, en un tiempo en que las más salvajes historias se sucedían en aquella tierra en desarrollo, en un tiempo que no hace tanto que ha acabado y que volvió a resurgir de otro modo pero con idénticas fisonomías y perfiles en los años 20 cuando la Prohibición. Anthony Mann es uno de esos pocos que supieron narrar la historia de América con toda su crudeza y salvajismo de salpicaduras casi animales. (1982)

DUCK SOUP (1933)

SOPA DE GANSO de Leo McCarey (Duck Soup, 1933). Con Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx y Zeppo Marx. Paramount, USA. (****, de 4)

Leo McCarey es hoy día un director de comedias sumido en el olvido. Sus obras, algunas, han perdido toda la fuerza y la garra que pudieran tener; otras, en cambio, son imperecederas y serán por los tiempos, por ejemplo:”Duck Soup”. “Sopa de ganso” es una obra maestra del cine de comedia diga lo que se diga y contiene excelentes escenas como lo pueden ser la disputa entre Chico y Harpo y el vendedor ambulante. Otra podía ser, por ejemplo las escenas de guerra que tienen toda la magnificencia de un film serio, pese a ser, sin ningún género de duda, la más cruel de las parodias de este género. Ésta es la última cinta en la cual intervienen los 4 hermanos Marx, en las posteriores: “Una noche en la ópera”, “Una tarde en las carreras”, etc... solo lo harían Groucho, Harpo y Chico.El valor del humor de los Marx consiste en las feroces –yo diría carniceras— críticas y parodias de la Sociedad y las gentes. Los Hermanos Marx son los carniceros de su tiempo, se burlan de la Historia y de lo establecido por los gobiernos; ponen, en una palabra, en jaque al planeta Tierra, y no les falta razón. Ellos no parodian sino que destrozan, despedazan, mutilan, y eso tan sólo con la parodia y el absurdo, lo cual infiere más valor a su danza antisocial y Marxiana. (1982)

DESIGNING WOMAN (1957)

MI DESCONFIADA ESPOSA. De Vincent Minelli (Designing Woman, 1957). Con Gregory Peck y Lauren Bacall. Metro-Goldwin-Mayer. USA. (****, de 4)

Vicent Minelli, esposo de Judy Garland y padre de Liza Minelli, es uno de los grandes genios artesanos del cine. Realiza como experto en el tema del musical obras maestras como “Un americano en París”. Tras esta etapa musical y con una terrible fama, Vicente Minelli dirige algunos melodramas y algunas comedias. Esta es la primera de esas últimas e intervienen Greg Peck y L. Bacall. Los resultados no pueden ser mejores, pues el realizador ha sabido marcar de tal manera ese “sello de autor” del que ya hablamos anteriormente dándole a la historia una mayor elegancia y refinamiento. Vicente Minelli es, y puede aquí comprobarse fácilmente, junto a Orson Welles, el que mejor sabe dejar constancia de un estilo de renovación del cine norteamericano. Minelli ha sabido, además, dirigir a los más mediocres actores confiriéndoles una gracia que antes no poseían.Esta cinta viene además, dicho sea de paso, como anillo al dedo para dejar constancia de las excelentes dotes humorísticas de Gregory Peck y Lauren Bacall. (1982)

domingo, 14 de octubre de 2007

AUTUMN LEAVES (1956)

HOJAS DE OTOÑO. De Robert Aldrich. (“Autumn Leaves”. 1956). Con Joan Crawford y Cliff Robertson. USA. Columbia. (***, de 4)

Robert Aldrich es en nuestros días un director que permanece muy olvidado por los críticos, y sobre todo por la gente, al no haber llegado en ningún momento a la fama y al éxito con ninguno de sus filmes. En efecto, Aldrich, es uno de esos artesanos que saben imprimir en las películas que realizan un estilo peculiar, una marca: algo que podríamos llamar sello de autor.

Este film no se estrenó en España en tiempos de la dictadura de Franco por lo “poco moral” de su trama. Es uno de esos extraños productos que se dan a luz cuando una “star” coletea sus últimos momentos de fama y gloria. Así pues, con Cliff Robertson que lleva a cabo su cometido a veces de un modo más que convincente, con una Joan Crawford ya agonizante y un clima de finura y elegancia al principio, neurosis al final, dotado de alucinógenas genialidades narrativas, también ésta al igual que “¿Qué fue de Baby Jane?”, pero menos, podría ser considerada de “terror hogareño o familiar”, mezclado con un melodrama de ribetes psicológicos y traumatológicos.

1982

PHANTOM OF THE OPERA (1943)

EL FANTASMA DE LA ÓPERA. De Arthur Lubin. Badada en la obra de Gastón Leroux. (“Phantom Of The Opera” 1943). Con Claude Rains y Nelson Eddy. Universal. USA. (**, de 4)

Basada en la obra homónima de Gastón Leroux, “Phantom Of The Opera” ha visto abundantes adaptaciones cinematográficas. La primera de todas es un clásico encarnado por el excelente actor de terror Lou Chaney que llevó a cabo una de sus más sólidas interpretaciones (1925). La última es una “ópera-rock” de Brian de Palma (1974) titulada “El fantasma del paraíso” que es una obra maestra. Ésta, por el contrario tiene unas actuaciones endebles, un director que lleva a cabo su cometido con rutina en casi todas las escenas y tiene una curiosidad, la de haber sido una de las primeras cintas en color, lo cual le da al ambiente de barroquismo y opereta el tono apropiado.

De todo el film cabe destacar las escenas de la persecución por las partes altas de la ópera y el derrumbamiento de los alcantarillados, aunque en ciertos instantes también resultan toscas.

1982

SKIRTS AHOY! (1952)

FALDAS A BORDO. De Sidney Lanfied. (Skirts Ahoy!, 1952). Escrita por Isobel Lennart. Con Esther Williams, Joan Evans, Vivian Blaine, Barry Sullivan, Keefe Brasselle, Billy Eckstine, Jeff Donnel, Margalo Gillmore. USA. Metro Goldwyn Mayer. (**, de 4)

Como ya decíamos en Serenata en el valle del Sol, Esther Williams es en la década de los 40 y principios de los 50 una de las más curiosas “stars” de la MGM. Pero curiosa hasta cierto punto; su cuerpo apetecible, su cara de ángel y sus números acuáticos siempre y cuando estuviesen guiados por Busby Berkeley eran casi todo en la mayor parte de sus films. Esther Williams tenía el don de tener un magnífico cuerpo pero no sabía actuar, como ya sentenció su patrón Louis B. Mayer: “Mojada es una estrella, pero seca no es nadie”.

En efecto, sus buenos films se basan ante todo en la coreografía en el agua y la dirección de un buen artesano. Esto no sucede en este film que es cursi, ñoño y con un tiempo de hora y media de aburrimiento: es decir, toda la película.

1982

sábado, 13 de octubre de 2007

BARABBAS (1961)

BARRABÁS. De Richard Fleischer. (“Barabbas”, 1961). Con Anthony Quinn. USA. Columbia. (***, de 4).

Ya en los años 60, Hollywood va poco a poco cayendo más y más, y con él, viejos directores que durante toda una vida han ido ofreciendo verdaderas obras maestras y cintas que sin llegar a serlo tampoco merecen el olvido. Pero los viejos directores cada día se sienten más cansados y ruinas y sus películas ya no son lo que antaño eran, cada segundo que pasa son más torpes manejando una película y sólo les resta una cosa: retirarse y vivir de los recuerdos.

Este drama es el del señor Fleischer, que al igual que tantos otros ya no tienen los mismos reflejos y capacidad para abordar nuevos films. En efecto, Richard Fleischer aborda el tema de Barrabás de un modo muy poco convincente, me atrevería a decir que hasta pobre, pero sin embargo aún conserva parte del talento como narrador. Un Anthony Quinn de excepción y una ambientación de sombras y luces bastante buena hacen el resto. No obstante, a mi parecer, el guión de los señores Christopher Fry, Ivo Perilli, Diego Fabri y Nigel Balchin adaptado de la novela de Per Lagerkwist es flojo y demasiado fantasioso. Estos inconvenientes hacen de “Barrabás” un panfleto religioso medio bien contado más que otra cosa.

1982

THE LADY FROM SHANGHAI (1947)

LA DAMA DE SHANGAI. De Orson Welles. (“The Lady From Shangai.”) 1947. Con Orson Welles y Rita Hayworth. USA. Columbia Pictures. (****, de 4)

En el tiempo en el cual el genial Orson Welles y la hermosa Rita Hayworth están casados, cuenta la leyenda que al necesitar Welles 50,000 dólares para poder llevar a cabo una de sus producciones teatrales llamó al jefe de la Columbia y le dijo que si le entregaba dicha cantidad le daría un film extraordinario. En efecto, el jefe aceptó y Orson Welles, rápidamente, cogió la primera novela que encontró junto al teléfono: “The Lady From Shangai”, de Sherwood King publicada en 1950. Puede que esta historia sea falsa, pero lo que sí es cierto es que Welles partió de este viejo libro para llevar a cabo una de las más insignes cintas del cine negro. Orson Welles con todo su talento nos muestra una fascinante historia llevada a cabo con un bajísimo presupuesto pero con toda la fuerza erótica que puede transmitir Rita Hayworth y con todo el valor cinematográfico que puede aportar un genio como éste. La cinta va cobrando secuencia a secuencia un vertiginoso ritmo plagado de sudor y sombras para ir a desembocar en un excelso final en una sala de espejos de un parque de atracciones.

1982

THE SHRINKING MAN (1957)

EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE, de Jack Arnold. (“The Shrinking Man”) 1957. Con Grant Williams y Randy Stuart. (****, de 4) Universal. USA.

Jack Arnold es un realizador de películas de serie “B” que dirigió para la Universal diversos films de muy bajo presupuesto como “Tarántula” pero que estaban narrados con una habilidad tal que poco importaba esto en consecuencia con los resultados.

En 1957, con el argumento de una obra del excelente escritor norteamericano Richard Matheson, Arnold se desenvuelve con una maestría absoluta en un curioso ejemplo de lo que podríamos denominar “Terror familiar u hogareño”. En efecto, Arnold nos cuenta la historia de un hombre que día a día va menguando hasta llegar a tener poco más de 1 centímetro, y los efectos especiales son tan curiosos y los efectos visuales tan fascinantes que todo se desarrolla en un atrayente ambiente hasta el punto de llegar a ser hipnotizante.

1982

BALL OF FIRE (1941)

BOLA DE FUEGO, de Howard Hawks. (“Ball Of Fire.” 1941). Con Gary Cooper y Barbara Stanwyck. Escrita por Billy Wilder. USA. (****, de 4). Warner Bros.

Howard Hawks dirigió en 1941 dos cintas en las cuales el papel estelar lo tenía Gary Cooper: “Sargento York” y “Bola de fuego”. A la primera, “Sargento York” le dieron el “oscar” por el trabajo de Cooper y a la segunda ninguno, aunque, tal vez, sea mejor ésta última. “Bola de fuego” posee todos los atractivos suficientes para hacer reír y toda la belleza cinematográfica para hacer palidecer de envidia. “Bola de fuego” es, en resumidas cuentas, una obra maestra. El papel de Cooper está interpretado por éste de manera genial pero el personaje es meramente artificial. En efecto, un intelectual no puede dejarse embaucar tantas veces como lo hacen sin que éste se de cuenta. El sr. Wilder quería, al parecer, mostrarnos la otra cara de la moneda del intelectual, es decir, sabe mucho de libros pero es un perfecto imberbe, lo cual es falso. Fuera esto, el film no deja de ser una obra maestra de la gracia y la finura en una comedia.

DUCHESS OF IDAHO (1946)

SERENATA EN EL VALLE DEL SOL. de Robert Z. Leonard. (Duchess Of Idaho, 1946.). Con Esther Williams y Van Johnson. USA. Metro Goldwyn Mayer. (**, de 4)

Durante los últimos años de la década de los 40 y a principios de los 50, Esther Williams es una de las más taquilleras “stars” de la MGM. Sus films son, a veces, magníficos gracias a la coreografía del genial Busby Berkeley pero en otros casos sólo discretos. En efecto, este film musical, comedia exótica y con poco atractivo, solo tiene un puro interés anecdótico además del cuerpazo de la Williams: el de ser la última aparición en el cine de Eleanor Powell,

1982

TARZÁN EN NUEVA YORK (1942)

TARZÁN EN NUEVA YORK, de Richard Thorpe (The Tarzan’s New York Adventure, 1942). Con Johnny Weissmuller y Maureen O’Hara. (**, de 4). USA. MGM.

En mi adolescencia se desarrolló en mí un extraño repelús a ciertas películas que, durante mi infancia, habían constituido mi pan y mi sal. Las viejas cintas de Tarzán, protagonizadas por el nadador Weissmuller, se hallaban entre ellas. Esta vieja reseña, como las anteriores fantascopías, fue escrita un sábado por la tarde del año 1982.
*
Las cintas de Tarzán con el paso del tiempo han ido perdiendo la mayor parte de su atractivo y valor. Si antes, por ejemplo, el mito era considerado popular y familiar, hoy esa consideración se ha quedado en que es tan sólo en nuestros días una pieza de museo y una reliquia más que una película. Mas con todo, la serie tiene algo que perdurará siempre y que no morirá: la filosofía tarzanesca. Tarzán es un personaje selvático al que un día raptan a su hijo. Entonces, Jane y él viajan a Nueva York —acompañados por la sempiterna “Chita”— con el afán de encontrar al pequeño Boy —pequeño que me cae repelentemente mal—. Ahí es donde empieza todo. Ésta es la última cinta de la corta serie de títulos producidos por MGM sobre el tema selvático y con la cabeza vacía de ideas deciden llevarlo a la gran urbe. Los resultados son un film discretamente realizado por Thorpe pero que sin dudarlo es el más interesante de la serie ¿por qué? por el contraste Tarzán-Humanidad. Es decir, sencillez, bondad, felicidad contra egoísmo, maldad, etc. Tarzán se ve contrastado con Nueva York porque él es alguien libre y bueno que de repente se ve entre el resto de la gente, ve que la selva con sus peligros es hermosa y poética pero no es así la civilización con los suyos. Sin embargo esta vertiente filosófica está tratada de refilón y mal tratada. Si sus responsables hubiesen afrontado la filosofía de Tarzán en un mundo hostil de un modo más profundo, los resultados hubiesen sido mejores.

1982

JUNTOS HASTA LA MUERTE (1944)

JUNTOS HASTA LA MUERTE. De Raoul Walsh. (“Colorado Territory” 1944.) Con Joel McCrea y Virginia Mayo. USA. Warner Bros. (****, de 4)

¿Existe o existió alguna vez un director de cine que no hiciese jamás un film de baja calidad? ¿Ni tan siquiera mediocre? Pues bien, Raoul Walsh, “el último tuerto de Hollywood”, cuyas bromas serán siempre recordadas por lo exagerado a veces de su pesadez –por ejemplo: Walsh llegó a robar junto con Errol Flynn el cadáver de John Barrymor de la funeraria— no hizo jamás ninguna obra mala. Para ser más exactos sólo una hasta ahora me parece bastante discutible: Furia de venganza (Gun Fury), interpretada por el acartonado Rock Hudson que fue quien restó parte del encanto a la obra. Por eso, ahora se le da a Walsh la importancia que verdaderamente tiene (“Sólo Sabemos Apreciar a los genios cuando ya no están aquí”) aunque no fue por eso por lo que hizo tantas películas –133—. Una de ellas fué “High Sierra” –“El último refugio”— en la cual fué lanzado al Mito-cosmos Humphrey Bogart. Años después de dirigida propone hacer un “remake”, pero ambientado en un “Western” solitario y abandonado. De ahí el nacimiento de esta película.

Walsh —como ya me duele el brazo de decir—, tenía el portentoso e inigualable don de saber dirigir, y una vez más nos lo vuelve a demostrar en un film de crudeza y al mismo tiempo romanticismo inigualable, –de ahí que sea considerado como una de sus obras maestras—. El excelente dúo McCrea-Mayo hacen su cometido a la perfección, sinceramente mejor Mayo que McCrea, y también se discute hoy sobre si ésta fué o no la mejor actuación de esta mujer, discusión en la cual yo intervengo opinando que su inmortalidad como actriz se encuentra en “Al rojo vivo, tambien de Walsh. Actores aparte, Raoul Walsh lo hace como sólo él sabía. Corrijo: como sólo unos pocos sabían.

(1982)

LA MOSCA (1958)

LA MOSCA, de Kurt Newman. (“The Fly”, 1958). Con Vincent Price, David Hedison y Patricia Owens. USA. Twentieth Century Fox. (****, de 4)

Este director, alemán nacionalizado americano (1908-1958) realiza aquí una de las mejores cintas de ficción científica y cuyo guión es del popular escritor australiano James Clavell.
“La mosca”, además de ser una película excelentemente dirigida tiene la particularidad de estar interpretada –casi de forma secundaria— por Vincent Price, otro de los “grandes” del “thriller”, de un modo bastante moderado y convincente. “La mosca” pertenece a esa larga serie de títulos realizados por una clase especial de directores que creaban films de clase “B” pero que lograban una amplia calidad cinematográfica. Por otra parte esta cinta contiene un par de escenas estupendas.

1982

SED DE MAL (1958)

SED DE MAL, de Orson Welles (“Touch Of Evil”. 1958). Con Charlton Heston, Janet Leight, Orson Welles y Marlene Dietrech. USA. (****, de 4)

Entre la escasa filmografía de Welles como director podemos encontrar tres principales: “Ciudadano Kane” (1941), “El proceso” (1962) y “Sed de mal” (1958). “Sed de mal” es la menor en calidad, pero viniendo del gran maestro es un film magnífico en toda regla.

Los atractivos del cine del Orson Welles son numerosos. Cuando nosotros, por la noche, soñamos, se nos da a conocer un mundo extraño e incoherente, confuso y hasta absurdo a veces. Como pudimos comprobar en “El proceso”, cuando nosotros soñamos estamos como viviendo un film de Welles, su cine es abstracto y complicado, el cine de Welles en nuestra personalidad es el calco exacto de nuestro subconsciente. En “Sed de mal” la técnica cinematográfica empleada no puede ser considerada kafkiana, sino Orson Welles abordando un tema claro con su habitual riqueza de psicología, de nobleza cinematográfica... “Sed de mal” es la perfecta artesanía de uno de los genios del cine... aunque nadie comprenda sus mensajes. Desde el fondo de “Sed de mal” brilla la gran llama de la inmortalidad porque si un día este director, actor, argumentista, vago y con una gran maestría sobre su masa gris fuese olvidado –cosa que jamás sucederá— el cine no merecería llevar el distintivo de “arte”.

1982

ENVIADO ESPECIAL (1940)

ENVIADO ESPECIAL, de Alfred Hitchcock. (“Foreign Correspondant” 1940). Con Joel McCrea y Laraine Day. USA. (****, de 4)

Antes de lograr el Oscar con “Rebecca” (1940), Alfred Hitchcock dirigió en USA otras obras como ésta, considerada como una de las mejores de su filmografía. “Enviado Especial” es una obra maestra para empezar, Hitchcock con su habitual maestría y genialidad consigue crear escenas admirables como por ejemplo la de el choque del avión con las aguas del mar. Su cine, extraño y tenebroso, no hace gala aquí; es más, esta cinta es un film de espionaje desarrollada con particular maestría y eficacia por él, como era de esperar, pero su dirección no es como por ejemplo la de “Psicosis” (1960) o “Recuerda” (1945) más oscura y espeluznante, que jugaba un papel importantísimo por tener una fuerza psicológica tremenda. Aquí, la pelicula gira en torno a una organización criminal e internacional que mantiene en tensión pero que no logra hacer admirar el tan excelso genio narrativo del que haría gala en toda su carrera. Pero no obstante “Enviado especial” –ofrecida en principio para Gary Cooper, que la rechazó— es toda una clase de cine. Además este grandioso film contiene secuencias maestras dignas del gran maestro que fué Alfred Hitchcock.

1982

SUSPENSE (1941)

SUSPENSE, de Jack Clayton. (“The Innocents” 1961). Con Deborah Kerr y Pamela Franklin. USA. (****, de 4)

El cine de terror es hoy día un mito, un mito que evidentemente hace sufrir, porque el terror es algo que está ahí, que nos estremece porque sabe tocar nuestro punto más débil, el miedo. Yo he pasado pocas veces miedo, o llamémosle sufrimiento, viendo un film, por lo menos porque yo sé perfectamente qué estoy viendo y sé que todo eso queda en una película. Las dos únicas cintas que hasta hace unos días me han hecho temblar han sido “El resplandor” de S. Kubrick —la mejor película de terror que he visto— y “El otro” de Mulligan. Pasados esos días pude ver esta otra, y también me estremecí... Raro... “Suspense” cuando se estrenó en España fue considerada inmoral —que lo es un poquito—, terriblemente mala —que no lo es— y tachada de grosera y chabacana —que les den por saco—. “The Innocents” es un delicioso film con el que hay que llevar extremo cuidado... “The Innocents” es capaz de poner los pelos de punta al más bravo. La trama —genial, por cierto— es algo atrevida y el desarrollo de la historia es fortísimo, por ejemplo: hay una escena en la cual dos niños —apenas 8 años cada uno— se hacen el amor. Hay otras escenas fuertes pero el resultado es admirable. Deborah Kerr, en su papel, demuestra estar loca perdida... y el director, Clayton, logra secuencias escalofriantes.

El guión de la película en el cual intervino el célebre escritor Truman Capote, es excelso y sobre todo da duro, es un ejemplo de lo que tiene que ser un guión en cine y esta cinta lo es de lo que debería ser una cinta de terror.

1982

EL TESORO DE TARZÁN (1941)

EL TESORO DE TARZÁN, de Richard Thorpe. (Tarzán’s Secret Treasure) 1941. Con Johnny Weissmuller y Maureen O’Sullivan. USA. Metro Goldwyn Mayer. (**, de 4)

Richard Thorpe es quien dirige las últimas cintas de este personaje de Edgar Rice Burroughs. En su labor no destaca una huella especial de autor, conque estas películas van, pues, envejeciendo notablemente, hasta que su estructura nos parece simple y hasta un poco cursi. No obstante, no envejecen el dominio de los animales, la eficacia de Weissmuller para el papel, pese a no ser un buen actor, la atractiva figura de Maureen O’Sullivan y unos eficacísimos decorados Metro.

1982

SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS (1939)

SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS, de Howard Hawks. (“Only Angels Have Wings”. 1939). Con Cary Grant, Jean Arthur y Rita Hayworth. USA. (****, de 4)

Howard Hawks (1890–1979) es hoy en día considerado como uno de los más grandes clásicos del cine USA. La cinta que nos ocupa en estas páginas es un ejemplo excelente –uno más, desde luego— de lo que podríamos llamar cine de aventuras, pero que está contado con tal habilidad que pasa de ser típico cine de aventuras mal contadas y con realizadores de poca monta a estar dirigidas por grandes genios del celuloide. Hawks se desenvuelve con admirable maestría en un ambiente de hecho ya problemático, y sobre todo duro, en el cual ha de verse la trama más forzada y más torcida hasta que poco a poco los personajes vayan dejando su maniqueísmo y su artificialidad hasta desarrollarse con absoluta libertad como caracteres espléndidamente definidos. Howard Hawks logró aquí, entre otros grandes aciertos, lograr una perfecta sintonización ambiental, haciéndonos partícipes de la acción desde nuestras moradas.

1982

LA MALDICIÓN DE FRANKENSTEIN (1957)

LA MALDICIÓN DE FRANKENSTEIN, de Terence Fisher. (“The Curse Of Frankestein”) 1957. Con Peter Cushing y Christopher Lee. USA. Warner Bros. (***, de 4)

Cuando en los años treinta, Universal hace el film “Frankestein” interpretado por Boris Karloff –que quedaría inmortalizado por este personaje— todas las demás productoras se lanzaron a realizar films y más films y así explotarlos gracias al tremendo éxito comercial de la primogénita cinta, pero ninguno de ellos logra superar el original. Fisher, que ya se consagraría en el género terrorífico con “Drácula” (1958) dirige esta nueva versión del famoso mito, versión que a no ser por la brillante dirección y ambientación, y por las excelentes interpretaciones, hubiera quedado en un film totalmente negativo por culpa de hacer una versión a su modo, y de crear un Frankenstein nada parecido al monstruo de Frankenstein de siempre. ¡Si Mr. Karloff levantase la cabeza!

1982

LA CIUDAD DE LOS MUCHACHOS (1941)

LA CIUDAD DE LOS MUCHACHOS, de Norman Taurog. (“Men Of Boys Town”, 1941). Con Spencer Tracy y Mickey Rooney. USA. Metro Goldwyn Mayer. (**, de 4)

En 1938 se realiza “Forja de hombres” (“Boys Town”) y Spencer Tracy gana el “oscar” al mejor actor. Tres años después se dirige esta otra, continuación de la primera, interpretada también por Spencer Tracy y Mickey Rooney, y tiene igual éxito, pero como ya dijimos a propósito de La pícara puritana, un personaje malvado va por ahí destrozando películas: el Tiempo. Esta cinta y la otra que estan dentro de la serie de dos títulos La ciudad de los muchachos han envejecido parcialmente, y si la actuación de Spencer Tracy dejara algún día de interesar, este film habría sido “asesinado” por el personaje fatídico. El film nos muestra una manera de ser desfasada por el tiempo y que con el paso de los años irá perdiendo más y más interés. Tan solo prevalecerá lo que ya he dicho antes, pues Tracy realiza una interpretación admirable.

LOS DESNUDOS Y LOS MUERTOS (1958)

LOS DESNUDOS Y LOS MUERTOS, de Raoul Walsh. (“The Naked and the Dead.” 1958). Con Aldo Tay y Cliff Robertson. USA. RKO Pictures.
(* * *, de 4)

Walsh dirigió en 1958 una versión cinematográfica del best-seller “Los desnudos y los muertos”. RKO compró los derechos y la censura hizo lo que pudo para despedazar y suprimir parte de lo que se iba a rodar por no parecer conveniente que la novela de Norman Mailer con toda su salsa posible apareciese así al público. La lucha era tensa y los censores fueron los que ganaron, mutilaron la cinta, la cortaron y parte de ella era tan endeble que con sólo soplar daba una impresión de desmoronamiento, pero otra parte estaba llena de un estilo duro y de una dirección excelente, con lo cual, de sus cimientos Walsh logró dejar en su sitio lo que ciertos buitres permitían.

1982

CORAZONES INDOMABLES (1939)

CORAZONES INDOMABLES, de John Ford. (“Drums along the Mohawk” 1939) Con Henry Fonda y Claudette Colbert. (***, de 4). USA. 20 twentieth Century Fox.

John Ford dirige su primer film en color en el año 1939 y lo protagonizan Henry Fonda y Claudette Colbert, su título: “Corazones indomables”. Ford nos cuenta cómo unos recien casados llegan a vivir en el valle de Mohawk y lo que en él han de pasar, pero pese a que la trama en sí es sugestiva el resultado es casi irregular. Querer mezclar humor aquí fue un error grave y la cinta se tambaleó en sus cimientos: un guión poco madurado. Ford por su parte cumple a la perfección su cometido como director y Henry Fonda no lo hace como ocho años despues lo haría con este mismo director en “El fugitivo” (1947) lo cual marca una determinada evolución interpretativa por parte de este actor. No obstante, ya empieza a dejarse ver y a mostrarse como alguien de talento y logra escenas buenas que tienen fuerza y solidez.

1982

ANATOMÍA DE UN ASESINATO (1955)

ANATOMÍA DE UN ASESINATO, de Otto Preminger. (“Anatomy of a Murder” 1955). Con James Stewart, Lee Remick y Ben Gazzara. USA. Columbia Pictures. (****, de 4)

Es hoy en día algo extrañísimo que a esta cinta nominada para seis “Oscars” le ganase un coloso acartonado como “Ben-Hur”. Y digo hoy en día porque en 1959 no es de extrañar que se los llevara la otra cinta. Los motivos son que en “Ben-Hur” se gastó mucho dinero, con lo cual los decorados lujosos y caros eran abundantes. “Ben-Hur” casi se lo llevó todo gracias a la carrera de cuadrigas. “Ben-Hur” poseía cosas que no tenía esta gran película. En cambio ésta tenía originalidad. Otto Preminger despliega durante tres horas su genialidad como narrador y el juicio del teniente acusado de asesinato está rodado con tal destreza y las actuaciones de James Stewart y Lee Remick junto a Ben Gazzara son tan magníficas que desearíamos que la película no acabase nunca. La pericia con que el juicio es rodado es extraordinaria y no se hace pesado en ningún momento, sino que constituye en sí lo mejor de la cinta junto a la actuación de un formidable Stewart.

1982

LA PÍCARA PURITANA (1937)

LA PÍCARA PURITANA, de Leo McCarey. (The Awful Truth, 1937). Con Cary Grant e Irenne Dunne. USA. (**, de 4)

Esta cinta interpretada por el excelente Cary Grant e Irene Dunne, que ganó el “Oscar” al mejor director, se ha echado a perder a causa de un gran peligro que acosa y acosará a toda película de cine: el tiempo. El tiempo es algo a lo que el cine con toda su grandeza y sus trucos nunca podrá vencer. Hay películas que, indudablemente, logran burlarlo —bastantes— pero otras –como ésta— sucumben. Las gentes evolucionan y su modo de pensar cambia con el tiempo, de ahí lo que he manifestado. Una persona de cierto año no puede aceptar algo que pertenece a otro muy alejado del que vive si este film ha estado destinado a gente sencilla y que con los años ha cambiado. Ese es el triste sino de este film, film que pese a la eficacia de Cary Grant e Irenne Dunne y la alguna que otra vez brillantez de McCarey para este tipo de films ha perdido toda su fuerza.

1982

EL PROCESO (1962)

EL PROCESO de Orson Welles. (The Trial, 1962) Con Anthony Perkins, Romy Schneider y Orson Welles. USA (rodada en Yugoslavia y Francia). ( * * * *, de 4 )

Yo, cuando apenas tendría 8 ó 9 años veía unas películas que cuando hoy las recuerdo me provocan añoranza por verlas visionadas otra vez. Algunos títulos fueron: “El delator” de John Ford, “Amanecer” de Murnau, cintas inolvidables del genial Carlos Saura..., “Sed del mal” del mismo Orson Welles cuya “El proceso” nos ocupa hoy.

Yo, jovencito, sabía apreciar y degustar estas películas y, cosa curiosa, jamás he vuelto a sentir la misma satisfacción.“The Trial” es, para mí, fabulosa, fabulosa y fabulosa. Es esta vez cuando he vuelto a sentir aquella degustación y aquella inolvidable sensación de estar en compañía de los ángeles porque “The Trial” es un film excelente e insuperable por poquísimos films que adopta un tono de absurdo y de pesadilla capaz de envilecer. Welles sabe compaginar de un modo maravilloso todos los ambientes y sensaciones de manera tal que llega a la locura, a la paranoia y al colmo de la esquizofrenia total llegando hasta la misma butaca en donde el apoltronado espectador alucina entre la locura y la normalidad, la demencia y la sensación de huir de algo tan grande que no puede dejar de hacerlo, porque todo nuestro pánico y psicosis está en nosotros y en el mundo. Sólo los que pueden extirparlo para que nazca uno nuevo en un film llega a ser un genio en el cine. Orson Welles lo ha hecho.

(1982)

viernes, 12 de octubre de 2007

LA ESCLAVA LIBRE (1957)

LA ESCLAVA LIBRE. De Raoul Walsh (“Band of Angels” 1957). Con Clark Gable, Yvonne de Carlo y Sidney Potier. USA. Warner Bros. (****, de 4)

Tras el tremendo éxito comercial de “Lo que el viento se llevó” con Clark Gable y Vivian Leigh, Warner hizo otra cinta con ambientación similar y con el mismo escenario, las plantaciones de algodón sureñas, para así poder “chupar” del éxito de la mencionada cinta, al mismo tiempo que repetía Gable.

Los actores de este film –Gable, de Carlo y Poitier— forman un apetecible trío que lleva a buen puerto su cometido. Gable, ya con aire madurísimo, no está del todo adecuado a su personaje aunque trabaja estupendamente. Sidney Poitier, el único hombre de color que llegaría a ser respetado en Hollywood, da un fruto excelente, y la pericia de Raoul Walsh, los colores Warner color, el cinemascope, la banda sonora excelente de Max Steiner y unos decorados atractivos hacen el resto en esta obra maestra de los años 50.

LA MUJER PIRATA (1951)

LA MUJER PIRATA, de Jacques Tourner. (Anne of the Indies, 1951). Con Jean Peters y Louis Jourdan. USA. Twentieth Century Fox. (****, de 4 )

Jacques Tourner, hábil narrador francés que se hizo famoso en Hollywood, permanece hoy olvidado pese a haber hecho obras de gran interés y fuerza. “La mujer pirata” es una hábil mezcla de una excitante Jean Peters, de una admirable guión y de una técnica narrativa magnífica que se conjugan para dar a la vida una obra maestra del cine marítimo, aunque a veces el actor Louis Jourdan hace un papel insípido y sin la fiereza que de por sí el tema requiere. Una vez más se demuestra que el viejo Hollywood tenía lo que hoy no tiene el nuevo: originalidad admirable.

Jacques Tourner cumple su cometido a la perfección ya que nos hace vibrar con la furia de las batallas y la valía aplastante de una alta intriga ambientada entre piratas sudorosos, cubiertas grasientas y una atmósfera que se respira entrecortada por el silbido de los sables afilados.

LA ESCALERA DE CARACOL (1946)

LA ESCALERA DE CARACOL. De Robert Siodmak. (The Spiral Staircase, 1946). Con Dorothy McGuire y George Brent. USA. (***, de 4)

Robert Siodmak, tras trabajar en Francia, Alemania e Inglaterra decide visitar Hollywood y dirigir algunas películas. Así lo hace, y pronto se convirtió en un profesional del cine de terror. Esta cinta que nos ocupa hoy es la mejor de todas las que él realizó en su primera época en USA. Robert Siodmak nos sumerge en el drama de un pueblo por la multitud de crímenes que se vienen sucediendo y en las intrigas de una mansión de este lugar que van sumergiéndonos en la trama espectacular de esta buena película de tensión –y no de terror— con una también buena interpretación de Dorothy McGuire. El conjunto en sí es muy bueno y Siodmak ha desarrollado el guión a la perfección dándonos un producto ejemplar. En 1975 se volvió a hacer una nueva versión de esta historia y los resultados buenos brillaron por su ausencia.

Sólo como cosa curiosa cabe constatar que, de las dos películas hasta ahora criticadas por mí sobre una chica muda y un médico que quiere hacer lo que pueda por devolverle la voz y acabar casándose con ella —o simplemente enamorándose— al final de la cinta, Belinda (1948)y ésta, Dorothy McGuire, protagonista de la que ocupa estas páginas, lo hace mucho mejor que Jane Wyman, que ganó un Oscar por su trabajo en Belinda.

(1982)

AL ROJO VIVO (1949)

AL ROJO VIVO, de Raoul Walsh. (White heat, 1949). Con James Cagney, Virginia Mayo y Edmund O’Brien. USA. Warner Bros. (****, de 4)

Walsh dominaba en el cine todos los géneros y pasó por todos, o por casi todos, como a lo largo de este número tan grande de películas criticadas hemos podido ver.

James Cagney era uno de los actores favoritos de Walsh e intervino con él en varias películas, algunas antológicas, como Los violentos años 20, o la que hoy nos ocupa, White Heat, que para algunos críticos es la mejor interpretación del ya nombrado Cagney, que la realiza con brillantez y precisión exacta.

El gran Raoul, por su parte nos da una obra narrada con su habitual manera de contar películas. La vertiginosidad de las acciones y la manera de sucederse la trama durante toda la cinta nos hace recordar la Cosecha Roja de Dashiell Hammett, desembocando todo en un excelente final dominado por la magia cinematográfica de su director.

Los actores principales cumplen exactamente su cometido y la mencionada precisión de Cagney llega a veces a la brillantez, admirablemente contrastada con la hermosura excitante de Virginia Mayo y la a veces uniforme, otras notables actuaciones de O’Brien. Es un film Warner.

1982

LA CABAÑA de Mark Robson. (“The little hunt”, 1957). Con Ava Gardner, David Niven y Stewart Granger. USA. Metro Goldwyn Mayer. ( * *, de 4 )

Aunque esta cinta de este mediocre director es un “remake” y la dirección no es muy buena que digamos, tiene tres grandes atractivos: uno, Ava Gardner, la fascinante Ava. Dos, la característica especial de estar rodada en unos vistosos y atractivos estudios Metro. Y tres, la excelente presencia de David Niven.

Lo demás no vale casi la pena nombrarlo, el conjunto de film es pobre y tal vez le hubiese venido de maravilla un director mucho mejor que conociese bien la narrativa cinematográfica, y Granger no está mal, al contrario lo hace bastante agradable.

En resumidas cuentas, ésta es una comedia prohibida en España durante el franquismo por su temática que deja al espectador con la satisfacción de haber visto algo agradable y entretenido, pero también un poco flojo y sin calidad cinematográfica casi. En fin, gracia si que tiene.

INESPERADO

LA FUGA DE TARZÁN, de Richard Thorpe. (Tarzán Escapes, 1936). Con Johnny Weissmuller y Maureen O’Sullivan. USA. Metro Goldwin Mayer. ( * * *, de 4 )

Richard Thorpe dirige en 1936 “Tarzán Escapes”, cinta que de no ser por el guión en determinados instantes hubiese dado un fruto raquítico como ya pasó en “Tarzán y su hijo” (1939) y que constituye en sí un film bastante estúpido.

“Tarzán Escapes” es una cinta de Tarzán de la Metro Goldwin Mayer, –cabe considerar esto porque RKO también hizo de este personaje con el mismo Weismuller— y viéndola, uno se da cuenta de lo que hubiera sido de haber estado producida por Warner. No obstante es un film que tiene momentos brillantes poco esperados de Richard Thorpe, que dirigió de forma rutinaria los últimos Tarzán de Weissmuller y de Metro.

ARIZONA, PRISIÓN FEDERAL (DRUMBEAT, 1954)

ARIZONA, PRISIÓN FEDERAL, de Delmer Daves. (“Drumbeat”. 1954). Con Alan Ladd y Audrey Dalton. USA. Metro Goldwyn Mayer. (**, de 4)

Alan Ladd, ya en su etapa de decadencia, interpreta esta cinta cuyo director, Delmer Daves, es considerado como uno de los grandes del western. Drumbeat es un film narrado con una cierta eficacia y convicción que, si bien no se constituye en una gran película, sería injusto dejarla como tal. Alan Ladd y Audrey Dalton hacen su papel de un modo convincente, y el resultado final, en conjunto, podría haberse mejorado y en parte queda un tanto pobre.

(1982)

ALTA TENSIÓN (MANPOWER, 1941)

ALTA TENSIÓN, de Raoul Walsh. (Manpower, 1941). Con Edward G. Robinson, Marlene Dietrich y George Raft. USA. Warner Bros. (* * * *, de 4)

Raoul Walsh, que domina perfectamente la narrativa cinematográfica, nos vuelve a dejar boquiabiertos con esta cinta protagonizada por los excelentes Robinson y Raft, y la siempre hechizante Marlene.

Robinson ya había interpretado el mismo argumento en 1931 en “Pasto de tiburones” (Howard Hawks, 1931), una de las cintas Warner que más “remakes” han tenido: 11 en total. En esta ocasión no interpreta a un marinero, sino a un trabajador de tendidos. Una interpretación magnífica.
La cinta en conjunto es una estupenda versión de aquella obra de Hawks y está narrada con la particular habilidad del último tuerto de Hollywood.. Por lo demás, en una de las mejores obras que he visto hasta ahora de su autor, y una gran película que jamás será superada en muchos aspectos.

ROMMEL, EL ZORRO DEL DESIERTO (THE DESERT FOX, 1951)

ROMMEL, EL ZORRO DEL DESIERTO, de Henry Hathaway (The Desert Fox, 1951). Con James Mason y Jessica Tandy. USA. 20th Century Fox. ( * * * )

Henry Hathaway, del que pudimos apreciar su gran arte narrativo y su facilidad para plasmar en imágenes los guiones de sus films en La jungla en armas (1939) nos vuelve a asombrar en esta cinta interpretada excelentemente por James Mason y en la cual se nos cuenta los últimos meses de vida del almirante Rommel. Prohibida aquí en España por la imagen que daba de Hitler, The Desert Fox constituye toda una lección de interpretación y narrativa. Es, en definitiva un film interesante.

(1982)

NOCHE NUPCIAL (WEDDING NIGHT, 1935), DE KING VIDOR

King Vidor fue uno de los directores de cine que mejor conseguían narrar un film. En sus cintas Comrade X y H. P. Pulham Square, Vidor nos cuenta unas historias a la perfección y con una convicción deseable para otros cineastas mediocres que hoy día se esfuerzan en imitar a los directores pasados.

Wedding Night es una excelente cinta que afronta el amor casi imposible entre una chica polaca y un escritor casado. La narrativa es excelente y los resultados finales de la cinta son estupendos. Es de destacar la escena de la boda, al igual que el guión y la actuación de los protagonistas principales.

NOCHE NUPCIAL, de King Vidor (Wedding Night, 1935). Con Gary Cooper y Anna Sten. USA. Metro Goldwyn Mayer. ( * * * *, de 4 ).

(1982)