LA CRUZ DE LORENA de Tay Garnett. (“The Cross of Lorraine”, 1943.) Escrita por Michael Kanin, Rig Lardner Jr., Alexandre Esway y Robert D. Andrews. Fotografía de Sidney Wagner. Con Gene Kelly, Jean Pierre Aumott, Cedric Hardwick, Richard Whorf, Joseph Calleia, Peter Lorre, Hume Cronyn. 90 minutos. Metro-Goldwyn-Mayer, USA. (***, de 4)
Corren los tiempos de la 2a Guerra Mundial. Día a día en los periódicos de todo el mundo siguen los conflictos USA-ALEMANIA, Hitler está al acecho, siempre preparado para intentar hundir a los Estados Unidos y (permítaseme el chiste) a falta de “JR” ahí estaba él. Y como es normal pronto se convirtió en el más odiado en el país de la libertad (o por lo menos así le dicen) y ésto tambien se debe en parte al cine.
Durante esta época, en Hollywood numerosos directores como Raoul Walsh u otros dirigen films propagandísticos anti-nazis interpretados por los más famosos actores del momento y hasta Gene Kelly llegó en una pantalla matando nazis. El título de la película: “La cruz de Lorena” de Tay Garnett. La cinta es una pieza usual de aquellos momentos pero, en cierto modo, también inusual. Tay Garnett es, por lo que aquí puede verse, uno de esos genios escondidos de las películas de clase B —films de escaso presupuesto— dotado de un magistral sentido de la narrativa tan bueno como los de Hawks o Walsh.
Garnett supo dotar a la cinta de una excelente ambientación, de un excelente “campo atmosférico” o “clímax” que entre otros tiene como precedentes el genial film del ya mencionado Howard Hawks: “Sólo los ángeles tienen alas”. Los personajes se ven sumidos en una sensación de agobio, de angustia que Garnett domina de un modo sensacional.
Sin embargo el gran fallo de la película es el guión: un guión injusto. Un guión que no sabemos con qué criterio juzgar. Por un lado se ve envuelto en el convencionalismo político de aquellos años (los nazis son malos-malos y además con ganas) pero en el otro aspecto se nos enseña a unos personajes con sentimientos y que saben lo que quieren y lo que no. Vemos entre el típico traidor al valeroso Víctor (Gene Kelly) y que luego por culpa de las torturas alemanas se siente víctima del miedo, un adolescente (casi un niño) con gafas y cara de empollón matando cerdos de uniforme de la SS por venganza, un español duro y sin sentimientos como una piedra...
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que “La cruz de Lorena” pretende hacer un guión más adulto en la parte permitida mientras que en la otra sigue el mismo cauce que las demás. No obstante de todos los films anti-nazis que en esos años de la historia del cine americano se realizaron éste es de los menos convencionales y simples (hay unas escenas verdaderamente crudas y salvajes al final de la película: la lucha del pueblo contra los alemanes) pero a pesar de eso aún contiene un marcado acento maniqueísta y ésto es lo que la deja sin el distintivo de “obra maestra” para quedar en una cinta casi excelente y en cierto modo excelente. (1982)
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